sábado, 24 de septiembre de 2011

Poderoso caballero es DON DINERO.



Reproducción del texto de un artículo de Pilar Rahola censurado por la VANGUARDIA, en el cual se criticaba al entrenador del Barça, Josep Guardiola, por defender la dictadura de Qatar.



La verdad es que siento una gran pena. Y no sólo porque admiro las virtudes del probablemente mejor entrenador de la historia. Sino también porque admiro sus valores humanos. Por ello me resulta muy triste que la actual directiva del Barça esté tan desesperada por ganar la votación sobre Qatar, que incluso haya tenido que sacar el Cristo grande de la procesión para convencer a los compromisarios. Puedo entender que Rosell se pasee por los micrófonos para explicar que sin Qatar llega el diluvio universal (como si nadie en el mundo quisiera estar en la camiseta del Barça), y hasta ha intentado activar los miedos ocultos de los culés mentando a la bicha del Madrid, pero llegar a usar a Guardiola para defender los valores de una dictadura es traspasar muchas fronteras, y ninguna ética. ¿Qué quiere Sandro Rosell? ¿Que además de aceptar ese dinero sucio, el Barça se convierta en promotor de las bondades del régimen? ¿Ese es el acuerdo?



Sinceramente, puedo entender el pragmatismo de algunos, que si es dinero contante y sonante, que si todos dependemos del petroislam, que si a los occidentales nos miman en Qatar, sobre todo si vamos de vips a sus hoteles de lujo, que si todos los clubs deportivos lo hacen, etcétera... Puedo entender sin compartirlo, que el club haya decidido venderse al mejor postor, sin mirar el color del dinero, ni atender a ningún otro valor. Al fin y al cabo, dirán algunos, sólo es negocio. Es lo mismo que decían los países que negociaban con la España de Franco. También decían eso de que era una dictadura suave, con voluntad de apertura, más o menos lo mismo que ha dicho Guardiola de Qatar. Es decir, Qatar es un país medio embarazado, tiránico, pero un poco; que destruye los derechos de mujeres, emigrantes, homosexuales, disidentes, cristianos, judíos, etcétera, pero sólo un poco; cuyo emir tiene un montón de mujeres, pero las usa poco; cuyo gurú espiritual es uno de los imanes más terroríficos del mundo, conocido por la disidencia musulmana como uno de los "imanes del mal", defensor de Hitler, la lapidación, la mutilación genital, las bombas humanas..., pero sólo lo dice un poco. Y así hasta la apoteosis final.




 Lo peor de lo que ha dicho Guardiola es que lo que ocurre en Qatar tiene que ver con la tradición. Por supuesto un gran entrenador no tiene que ser experto en islamismo, pero le recuerdo que Qatar está en el siglo XXI respecto a la tecnología, el lujo, la ostentación, y sin embargo no tiene apuro en aceptar una concepción medieval de los derechos básicos de los ciudadanos. Esto no es tradición. Esto es pura y dura tiranía, tiranía que se mantiene por la fuerza del poder absoluto. Aceptarlo en nombre del dinero es degradante pero usual. Pero considerarlo normal es una bajeza. Lo siento por Guardiola, pero nunca me habría imaginado que defendiera una dictadura. Una dictadura medio embarazada, claro.


Artículo de Pilar Rahola que debía ser publicado el 22-09-2011.